martes, 24 de abril de 2012

El sorprendente origen de la creatividad (II)

Como anticipaba en un post anterior, voy a intentar ir dando sugerencias de sencillas prácticas y tecnologías que nos ayudarán a aprovechar el potencial creativo en nosotros como padres y/o docentes. Esta es la primera.
 
1. Alimenta el cerebro de experiencias sensoriales
La creatividad surge a partir de experiencias vividas. Desde que nacemos, vamos acumulando experiencias y aprendizajes que se guardan en nuestra memoria. Cada cosa que vemos y escuchamos durante el día (un libro, un programa de televisión, un artículo, un tuit, una conversación, una canción, un poster…) nos proporciona un bloque de información a partir del cuál podemos construir potencialmente ideas nuevas y geniales. Todos estos bloques acaban en nuestro banco de conocimientos dentro del cerebro y a veces podemos tardar años en utilizarlos.

Pero estos bloques son la base para la concepción de nuevas ideas. Combinar bloques de información que ya existen en el mundo exterior pero de forma diferente es ser creativo. Ser creativo no es la aparición de una idea de la nada, es la combinación novedosa de muchas ideas y conocimientos almacenados en nuestro cerebro.

Por tanto como más hagamos vivir a los alumnos, más llenemos sus cerebros de información bien variada y sensorialmente rica, más conversemos con ellos, damos más posibilidades a sus cerebros y a los nuestros a ser creativos.

Sin duda, Internet es una de las grandes fuentes de inspiración y conversación para el aula. Las clases deben estar repletas de todo tipo de contenido visual y conversaciones abiertas. Podemos descubrir con frecuencia de forma conjunta videos e historias que provocan memorias, alegría, resentimiento o ira. Son estas emociones y las conversaciones que surgen alrededor de ellas, las que estimulan la creatividad del alumno y del profesor.

Fuente: TotemGuard

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