martes, 20 de marzo de 2012

Muchos talentos abandonan España ante la falta de oportunidades profesionales

En España se pierde a profesionales en cuya formación se ha invertido mucho. Recuperarlos es clave, pero nadie esboza planes para facilitarles el regreso.

“He estudiado en una universidad y en un colegio públicos estupendos. España se ha gastado un pastizal en mi educación y ahora que trabajo, mis impuestos y la riqueza que produzco se quedan en Perú, un país que no ha invertido ni un duro en mí. Es terriblemente incoherente, y una pena”. Al otro lado del teléfono, la voz de Carlos Ríos delata su indignación. Este arquitecto de 33 años ha encontrado en Lima lo que había perdido en Madrid: la posibilidad de desarrollarse profesionalmente y optar a un sueldo acorde con su formación.

Es uno de los miles de titulados superiores, miembros de la generación más preparada de España, que están protagonizando “una fuga de talento sin precedentes”, en palabras de la ministra de Empleo Fátima Báñez. Una huida de cerebros que nadie contabiliza aunque, en opinión de expertos como Lorenzo Cochón, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, comprometa la posibilidad de transformar el sistema productivo y vencer la recesión. Las medidas para frenarla o habilitar un camino de vuelta aún no se han planteado ni sobre papel.

Casi el 40% de los españoles de entre 25 y 34 años son licenciados universitarios, según datos publicados en 2010 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Un porcentaje que está por encima de la media de la OCDE (37%) y de la Unión Europea (34%).

Pero no existen cifras oficiales sobre cuántos de estos titulados han emigrado a consecuencia de la crisis económica. Y en esa falta de datos se ampara un debate político sobre la dimensión y trascendencia de la fuga de cerebros.

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha contradicho a Báñez. En una entrevista con RNE, minimizó el problema. Sostuvo que la salida representa “menos de la sexta parte” de la cifra que se baraja —unas 300.000 personas—, ya que estaría hinchada por los descendientes de españoles nacionalizados gracias a la Ley de Memoria Histórica. “Son gente que ha adquirido una educación superior en su país y que aparecen como un incremento de la población española [en el extranjero], pero que siempre han vivido en ese país”.

Más allá de las estadísticas demográficas, otros datos ayudan a perfilar la fuga de cerebros. Según un estudio de la empresa de recursos humanos Adecco, entre 2008 y 2010 se duplicó el número de españoles que buscaba trabajo en el extranjero. Eran en su mayor parte hombres de entre 25 y 35 años, y altamente cualificados; sobre todo ingenieros, arquitectos e informáticos. El último Eurobarómetro de la Comisión Europea descubre que casi 7 de cada 10 jóvenes españoles estarían dispuestos a marcharse, un 32% de ellos por un tiempo largo.

“¿Cuál es la alternativa? Quedarse en España significa, en muchos casos, no trabajar o pasar a formar parte de ese 44% de titulados que están sobrecualificados para los puestos de trabajo que desempeñan [la media de la OCDE es del 23%]. Viven frustrados y no pueden hacer planes de futuro porque no tienen ingresos suficientes después de pasarse años estudiando. Es lógico que acudan a países donde es posible acceder a puestos de nivel”, explica el profesor de Economía José García Montalvo, de la Universidad Pompeu Fabra.

Emigrar mejora la calidad de vida de los titulados, pero el balance de la fuga de cerebros para España es claramente negativo, en opinión del catedrático Cochón. “Quien trabaja fuera puede mandar remesas a su familia, pero esa no es la solución. Se necesita un sistema empresarial competitivo, cosa que solo se logrará contando con el personal mejor cualificado. Hemos invertido mucho en formar a los jóvenes, y ahora se les está empujando hacia fuera”.

Según la Encuesta de Población Activa, en España hay un millón de licenciados en paro. Profesionales a los que pueden tentar trayectorias como la de Sara González, una ingeniera aeronáutica que habla cinco idiomas y que, a sus 26 años, ha conseguido trabajo bien remunerado en una empresa puntera en Reino Unido. Pero hacer las maletas no es sinónimo de firmar un contrato. “Cada vez llegan más españoles a Londres. Creen que aquí están todas las oportunidades pero muchos acaban haciendo camas o sin empleo”, advierte González.

Rosa Castillo sabe de eso. Esta ingeniera en telecomunicaciones, con doctorado incluido, se descubrió un día trabajando de limpiadora en un gimnasio de Lugano (Suiza). Saltó, como ella misma dice, “de la telemática a la fregona”. Hace dos años, el proyecto de investigación del que formaba parte se quedó sin fondos y decidió seguir a su novio —también ingeniero de telecomunicaciones—, que había encontrado un empleo en Suiza. Ella no tuvo tanta suerte. “Compites con gente igual de formada que tú, pero que además domina el idioma y tiene experiencia en ese mercado”, argumenta. Cuando iba a tirar la toalla, conoció a otros españoles residentes en Suiza a través de spaniards.com. Se trata de una web que pone en contacto a comunidades de emigrados de todo el mundo y cuya frenética actividad y creciente número de miembros perfila las dimensiones de la fuga de cerebros. Gracias, en parte, a los consejos que recibió en el foro, la historia de Castillo tiene final feliz: ahora trabaja de ingeniera en Berna.

Su novio, Adrián Tineo, no considera que su marcha sea una pérdida para España. “Somos como una avanzadilla, una suerte de embajadores. Vivimos en un espacio europeo de libre circulación. Debemos asumir que la gente se va a mover para mejorar sus condiciones de vida”, apunta. Él siempre tuvo claro que para “medrar como científico” tendría que irse.

Amaya Moro Martín, portavoz del colectivo Investigación Digna, coincide en que “una estancia en el extranjero es imprescindible para que un investigador se forme”. Ella misma trabajó durante 11 años en Estados Unidos. Pero denuncia que la contratación en los centros de investigación ha bajado tan brutalmente que no deja a los científicos más alternativas que irse o abandonar su tarea.

Muchos de los que ya se han marchado no pueden regresar. Aunque quieran. Es el caso de Inés Folch, astrofísica. Investiga en Toulouse cúmulos de galaxias y, ante la falta de plazas en España, ha decidido opositar al CNRS, el equivalente francés del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “No es solo que no haya ofertas, es que toda la generación de investigadores que deberían ser ya funcionarios están haciendo de tapón a los que venimos detrás”, afirma Folch.

Un dato ilustra el éxodo actual de investigadores jóvenes, al menos dentro del sistema científico estatal: la edad media de los trabajadores del CSIC es de 58 años. La de los otros organismos públicos de investigación ronda los 55, según Moro. Para ella, más que una fuga de cerebros se está produciendo un exilio forzoso con consecuencias nefastas para el futuro de España. “La Comisión Europea ha dicho claramente que la investigación, el desarrollo y la innovación son los motores del crecimiento y el empleo, herramientas imprescindibles para salir de la crisis. El Gobierno lo ha suscrito, pero lo que está haciendo es perder a las generaciones mejor formadas que tiene y con ellas la posibilidad de cambiar el modelo productivo y vencer la recesión”, asegura.

Ya en 2009 uno de cada cinco doctores había vivido fuera durante al menos tres meses desde el año 2000, según la última encuesta sobre recursos humanos en ciencia y tecnología, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El 34% de ellos se fueron motivados por el fin del contrato o de su posgrado. “Cuando lleguen las vacas gordas, España no tendrá suficientes cerebros y deberá importarlos”, dice Moro.

El profesor de economía García Montalvo cree, sin embargo, que la fuga de talentos puede tener su lado positivo. “Muchos volverán más formados, sin frustraciones y habiendo descubierto otras formas de hacer las cosas. Ocuparán puestos importantes y, desde esa atalaya, podrán favorecer criterios meritocráticos y otro tipo de valores para transformar el sistema español que está muy anquilosado”, expone.

Rafa Bolívar, violinista de 33 años, es uno de los miles de jóvenes talentosos a los que les ha resultado más fácil hacerse un hueco fuera que dentro de España. Y eso que Londres, donde vive, es “mil veces más competitivo desde el punto de vista musical que Madrid”. Es concertino en el teatro Covent Garden, ha montado un trío de cuerda y da clases. “El Gobierno británico me pagó para que me hiciese profesor titulado. Concede una subvención durante los nueve meses que dura esta versión del Certificado de Aptitud Profesional (CAP) español”, cuenta. Él, que como adelantaba García Montalvo ha descubierto las bondades de la meritocracia, no regresará a España para predicarla y cambiar el sistema. Se queda en Londres. “Me inscribí en las pruebas para la Orquesta Nacional y ni siquiera me escucharon tocar. Me dijeron que no tenía currículo”.

¿Es fácil regresar una vez que se ha disfrutado de buenos sueldos o de “unos estándares profesionales superiores a los españoles”, como apunta Tineo? Sara González es de las que quiere desandar el camino. “Pero al leer los periódicos y hablar con amigos me doy cuenta de que volver no será tan fácil como lo fue irse y me siento impotente”, afirma.

Para Cochón ese es el gran riesgo de la fuga de cerebros: “Se ha invertido mucho en formar a profesionales cualificados y ahora puede perderse para siempre todo ese capital. No hay que temer su libre circulación, pero el saldo para España debe ser positivo al final”. Sánchez Montalvo considera que las consecuencias de esta crisis son imprevisibles: “La recesión del 83 duró cinco años; la del 92, cuatro; pero esta va camino de batir récords y cuanto más tiempo pasas fuera, más desconectado estás y más difícil es el retorno”.

Fuente: El País

lunes, 19 de marzo de 2012

Las personas con mayor inteligencia emocional afrontan mejor el estrés laboral

Un estudio de la Universidad de Jaén (UJA) ha comprobado que las personas con mayor inteligencia emocional son capaces de afrontar mejor los estados de estrés laboral y conseguir manejar las situaciones de tal manera que no afecten tanto en la vida diaria.

Así lo ha informado este lunes la institución jiennense, que ha explicado que los investigadores, dirigidos por la profesora de Psicología Esther López Zafra, han constatado la relación entre la inteligencia emocional y el bienestar psicológico en un trabajo que ha sido publicado en una de las revistas de mayor impacto en Psicología, 'Journal of Happyness Studies'.

Los resultados del estudio indican que las personas con mayor inteligencia emocional se enfrentan mejor el estrés laboral. Para ello, han trabajado con los colectivos que están sometidos a mayor estrés laboral diario, las ramas de sanidad y docencia.

"La inteligencia emocional es un concepto que se centra en las emociones más allá del ámbito afectivo y cognitivo, ya que no sólo nos regimos por lo que pensamos, muchas veces lo hacemos por emociones. Se ha demostrado que hay personas más inteligentes emocionalmente, que son capaces de regular las emociones, tanto las propias como las de los demás, y que esto les permite afrontar mejor el estrés y las dificultades", ha precisado López Zafra.

El estudio ha comprobado, a través de modelos de ecuaciones estructurales, las relaciones que se establecen entre las variables establecidas. Además, el equipo está desarrollando un programa de intervención que enseña a trabajar mejor en situaciones de sobrecarga laboral y ayuda a los trabajadores a adaptarse en distintos ámbitos. Para este fin, han elaborado diversos talleres en los que se trabaja con percepción, comprensión, facilitación y regulación de las emociones, con los que se entrena la inteligencia emocional.

"Por primera vez se ha aplicado este concepto al ámbito organizacional, y los resultados obtenidos indican que el trabajador rinde más y tiene mejores relaciones con los compañeros, lo que se traduce en una vida laboral y personal más saludable", ha destacado la investigadora.

En definitiva, los científicos jiennenses han ampliado el análisis de la inteligencia emocional a diferentes colectivos en los que antes no se trabajaba, tales como el ámbito penitenciario, con presos por violencia de género, ámbito organizacional trabajando con líderes, o ancianos residentes. Asimismo, han adaptado y validado nuevos instrumentos que ya existían en lengua inglesa, pero no en español, gracias a un proyecto del Plan Propio de Investigación de la UJA, dándole potencia metodológica a este concepto.

Fuente: Yahoo Noticias

viernes, 16 de marzo de 2012

Fortalecer nuestro cerebro

¿Podemos ser más inteligentes en el trabajo, el amor y la vida? Los adelantos científicos ofrecen maneras comprobadas para aumentar la materia gris. Entrenamiento mental para agudizar la memoria; ejercicios aeróbicos para conservar la materia gris; meditación para agudizar las conexiones entre razón y emoción. 

Todo suena muy bien, pero hay algo que siempre nos ha molestado acerca del creciente número de estudios que supuestamente indican la mejor manera de fortalecer el cerebro: no llegan demasiado lejos. Los ejercicios para mejorar la memoria son mejores para el cerebro que los reality shows, pero lo más que vamos a lograr es acceder más fácilmente a conocimientos ya existentes y dispersos por la corteza cerebral. Si no hay información, no habrá ejercicio mental que valga para entender por qué funciona el sistema de la Reserva Federal, por qué los confederados perdieron la Guerra Civil, cuál es la relevancia de Las señoritas de Aviñón de Picasso, o por qué Word se cerró repentinamente —por no mencionar el tipo de información que podría mejorar significativamente nuestra vida cotidiana—. ¿No sería maravilloso para entender mejor y recordar más todo cuanto leemos y escuchamos; aprender —y retener— nuevas habilidades que mejoren nuestras perspectivas de empleo (¡presentaciones de PowerPoint!); y conectar fragmentos de conocimiento que, por ejemplo, nos ayuden a discernir los intereses del jefe?

Eso es justo lo que todos queremos: saber más, entender profundamente, ser más creativos, retener nuestras lecturas, visualizar conexiones que son invisibles para los demás —no sólo sacar provecho a lo que ahora llevamos entre los oídos, ser en suma, más inteligentes. Si elevamos la apuesta mental, podremos seleccionar los datos más significativos del informe anual de la empresa;
percatarnos de inmediato de cuándo un vendedor o publicista trata de engañarnos (¿Aumentar la estructura molecular del agua y volverla más saludable para nuestros peces beta, como promete una embotelladora? Lo dudo); entender los estudios médicos relevantes para nuestros padecimientos; captar la significación de la crisis del euro para nuestros ahorros de jubilación, y tomar decisiones más inteligentes en el trabajo, el amor, y la vida.

A partir de las más recientes investigaciones en neurobiología y ciencias cognitivas, hemos extractado esta segunda entrega anual de la guía de Newsweek/Daily Beast para ser más inteligentes en este nuevo año, haciendo un revelador descubrimiento para 2012: el cociente intelectual, que durante mucho tiempo se creyó inmutable después de la primera infancia, puede, de hecho, elevarse. Y no en uno o dos insignificantes puntos. Según un innovador estudio publicado en la revista Nature, el CI puede aumentar hasta 21 puntos en un lapso de cuatro años —o caer hasta 18.

Un cociente intelectual alto nos concede más que el ingreso a Mensa y el derecho de presumir en citas virtuales. El cociente intelectual, medido con una serie de pruebas de memoria operativa, habilidades espaciales y reconocimiento de patrones (entre otras), recoge una amplia gama de habilidades cognitivas, desde espaciales hasta verbales, analíticas y más. Y 20 puntos es "una gran diferencia", afirma Cathy Price, científica cognitiva y la directora de la investigación de la londinense University College. "Si alguna persona pasaba de un cociente intelectual de 110 a uno de 130, dejaba de ser un individuo ‘promedio’ para convertirse en ‘dotado’. Y por el contrario, si caía de 104 a 84, pasaba de la ‘media alta’ a ‘inferior a la media’". Aunque su estudio consistió de voluntarios de 12 a 20 años, Price señala que, frente a los recientes descubrimientos sobre la capacidad del cerebro para cambiar —propiedad denominada neuroplasticidad— y crear nuevas neuronas aún a los 60 y 70 años, los resultados de su investigación son válidos para cualquiera. "Considero que el desempeño en las pruebas de cociente intelectual puede cambiar significativamente [también] en la edad adulta", sentencia. "El mismo grado de plasticidad puede estar presente toda la vida".

En el estudio recién publicado, Price y colegas documentaron que los cambios de CI están vinculados a modificaciones estructurales del cerebro. En 39 por ciento de los sujetos cuyo CI verbal cambió de manera significativa, los escaneos cerebrales antes y después del estudio mostraron una modificación correspondiente en la densidad y el volumen de sustancia o materia gris (número de neuronas) en una región de la corteza motora izquierda que se activa al nombrar, leer y hablar. En contraste, en 21 por ciento que tuvo un incremento o una caída del CI verbal (solución de problemas no relacionados con el lenguaje, como el razonamiento espacial), la densidad de sustancia gris en el cerebelo anterior —asociada con el movimiento de la mano— reflejó un incremento o una reducción equivalente. Aunque podría pensarse que las destrezas motoras y cognitivas son tan disímiles como el agua y el aceite, numerosos estudios han revelado que el desarrollo de las habilidades sensorio-motrices pueden reforzar las cognitivas. Nadie sabe cómo sucede esto, a ciencia cierta, pero se postula que los dos sistemas cerebrales están más interconectados de lo que creemos. Así que aprenda a tejer, escuche música clásica, o haga malabares: es posible que aumente su cociente intelectual.

A pesar de que ejercitar la memoria a corto plazo (en esencia, el cuaderno de notas del cerebro) se considera meramente uno más de los componentes del CI general, investigaciones recientes demuestran que, en realidad, puede ser la palanca para elevar nuestra inteligencia. En uno de los hallazgos más sorprendentes de la investigación sobre inteligencia, en 2008, un grupo de la Universidad de Michigan encabezado por Susanne Jaeggi demostró que la memoria a corto plazo puede ser el fundamento más importante para la inteligencia pura. En su estudio, entrenaron voluntarios adultos en una difícil tarea de memoria a corto plazo: escuchar una secuencia de letras mientras miraban, simultáneamente, una serie de pantallas de computadoras que presentaban un cuadrado azul en diferentes ubicaciones. Se pidió a los voluntarios que identificaran si la letra pronunciada o la ubicación del cuadro correspondían a la de las pantallas presentadas con anterioridad. Cuanto más practicaban y agudizaban su memoria a corto plazo, mucho mayor era la mejoría de la forma más pura de potencia cerebral, la inteligencia "líquida" —es decir, la capacidad de los voluntarios para razonar y resolver problemas independientemente del conocimiento previo (el segmento de razonamiento de la prueba utilizó algo que se conoce como matriz progresiva: visualizar tres configuraciones geométricas y elegir, entre numerosas opciones, aquella que mejor se adecuara al patrón)—. En junio, el equipo de Michigan obtuvo los mismos resultados que niños en edad escolar, revelando que el entrenamiento de la memoria aumenta la inteligencia pura y por tanto, es la mejor manera de elevar el CI.

"Hay cierta controversia en cuanto a que el entrenamiento cerebral pueda mejorar la cognición", comenta el neurocientífico Eric Kandel, de la Universidad de Columbia quien, en el año 2000, compartió el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre las bases celulares y moleculares de la memoria. "Pero si realmente se ejercita la memoria —por ejemplo, memorizando poesía, como los sonetos de Shakespeare— es posible mejorar algunos aspectos de la función cognitiva".

Las neuroimágenes ofrecen pistas sobre la manera como los ejercicios de memoria mejoran la inteligencia pura. Durante el entrenamiento de memoria, los escaneos cerebrales revelan que varias regiones (corteza lateral prefrontal, corteza parietal inferior, corteza cingulada anterior, y ganglios basales) se vuelven más activas, sugiriendo que están involucradas en la memoria. Esas mismas regiones también entran en acción cuando el cerebro razona y piensa. "Aunque tengo ciertas reservas, me parece que estos estudios nos están mostrando efectos reales", dice Jason Chein, psicólogo de la Universidad de Temple quien, en sus investigaciones, encontró que los adultos entrenados cuatro semanas en una compleja tarea de memoria operativa manifestaron mejoras significativas en la comprensión de lectura.

El secreto de estos beneficios es el "entrenamiento intensivo", dice Kandel —lo contrario a los remedios cerebrales rápidos como comer arándanos o tomar jugo de granada—. La inteligencia es consecuencia de tener más neuronas y sinapsis (conexiones entre neuronas), así como el aprendizaje sólo es posible si se crean nuevas neuronas (neurogénesis) y sinapsis.

Otro elemento cerebral que debemos entrenar para aumentar nuestro cociente intelectual es la atención. Los neurocientíficos han demostrado, una y otra vez, que la atención es condición indispensable para el aprendizaje y por tanto, para potenciar la inteligencia. Sólo prestando atención podemos recordar el nombre del chico guapo que nos presentaron en una fiesta. Asimismo, los efectos en la atención explican por qué algunos estimulantes nos permiten recordar (de allí su popularidad entre los estudiantes que se preparan para un examen). La razón es que ambas sustancias elevan los niveles cerebrales de dopamina, neurotransmisor que produce sensaciones de motivación y recompensa, las cuales facilitan la tarea de concentrar la atención. Del mismo modo, se demostró que los juegos de acción y estrategia, como Space Fortress o Rise of Nations, contribuyen a mejorar la memoria y la atención. Otra forma de alcanzar el mismo objetivo, dice Price de UCL, es "la pasión". Si no nos interesa lo que estamos leyendo, viendo u oyendo, no podremos retenerlo.

Aunque mejorar el cerebro requiere de mucho trabajo, la buena noticia es que hay algunos medios que facilitan la tarea. Los "aeróbicos cerebrales" son tan beneficiosos como las abdominales. Caminar 30 minutos diarios, cinco veces por semana, estimula la producción de BDNF (siglas en inglés del "factor neurotrófico derivado del cerebro"), molécula que estimula la creación de las nuevas neuronas y sinapsis que subyacen al aprendizaje. Luego de revisar numerosos estudios de neuroimágenes, un grupo de investigadores dirigido por Arthur Kramer, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, mostró que el ejercicio aumenta la sustancia gris en la región del hipocampo encargada de procesar nuevos conocimientos y almacenarlos permanentemente en la corteza frontal. Tal vez esto no eleve directamente el CI —la inteligencia pura—, pero rellenar la corteza con información adicional nos vuelve más conocedores.

Si la caminata de media hora nos fatiga, estupendo: la siesta no sólo restablece el poder cerebral óptimo en estado de vigilia, sino que también lo aumenta, como reveló un estudio de 2010, dirigido por el profesor de psicología Matthew Walker y sus colegas de la Universidad de California, en Berkeley. Los estudiantes que tomaron una siesta de 90 minutos a las 2 de la tarde, después de una tarea que hizo grandes demandas del hipocampo —aprender los nombres de unos 120 rostros nunca vistos—, retuvieron más información que los voluntarios que no hicieron siesta. Aún más sorprendente, después de la siesta también memorizaron más pares de nombres-rostros al reanudar el experimento a las 6 p.m. "Los que permanecieron despiertos experimentaron un deterioro en su capacidad de memoria, mientras que la siesta restableció esa capacidad a niveles aun más elevados", explica Walker. Así que, felicitaciones a Nike y la infinidad de empresas de Silicon Valley —como Google— que proporcionan salones de siesta a sus empleados.

Los electroencefalogramas —electrodos que registran la actividad cerebral— nos revelan lo sucedido. La cantidad de impulsos de sueño que experimentamos durante la siesta (descargas de actividad eléctrica que Walker llama "descorches de champaña en el cerebro"), predice cuánto podría mejorar nuestra capacidad de aprendizaje al despertar. En su opinión, los husos del sueño indican la actividad del hipocampo mientras transfiere información para almacenarla permanentemente en la corteza. Es como el transferir datos desde una memoria USB al disco duro, operación que "consolida la información descargada para almacenarla a largo plazo y, al mismo tiempo, libera la capacidad para asimilar nueva información: el aprendizaje", explica Walker. Cuanto más eficaz sea la transferencia de información del hipocampo (memoria operativa) a la corteza, mayor será la información a la que podremos acceder cuando lo necesitemos.

Incluso sin siesta, el cerebro puede encontrar el tiempo de descarga que necesita, algo conocido como "red en modalidad default" —en esencia, la actividad cerebral que se produce cuando nos entregamos a la ensoñación en estado de vigilia o dejamos la mente en blanco—. Con base en imágenes de resonancia magnética (MRI) científicos de la Universidad Tohoku, Japón, midieron el flujo sanguíneo cerebral de 63 voluntarios que mantuvieron la mente en blanco. En el artículo publicado en la edición de noviembre de la revista PLoS One, los investigadores informaron que los individuos con más afluencia sanguínea en la sustancia blanca (que conecta las neuronas entre sí) obtuvieron una mayor puntuación en la tarea de generar nuevas ideas. Dado que la creatividad estriba en establecer conexiones que otros pasan por alto, es lógico que el aumento de actividad en la sustancia blanca, mientras el resto del cerebro permanece en modalidad default, favorezca la creatividad. Así que guarde su BlackBerry y permanezca ocioso.

¿La hiperactividad se lo impide? Entonces, vaya con todo con una inyección de cafeína. Aunque no nos vuelve más creativos, el café agudiza nuestras facultades mentales, como atestiguan miles de millones de adictos a la oscura infusión. En 2011, la revista Nature Neuroscience publicó un artículo que respalda esta opinión, revelando que la cafeína fortalece las conexiones cerebrales en ratones de laboratorio. Los roedores que recibieron inyecciones de cafeína equivalentes a dos tazas de café manifestaron una actividad eléctrica más intensa en las neuronas de una región del hipocampo denominada CA2, señalan Serena Dudek y sus colegas del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental. Y mayor conectividad se traduce en mejor aprendizaje y memoria.

En el caso de las funciones cognitivas superiores, la estrategia de más sólida evidencia es también la más difícil: aprender un segundo idioma. Cuando alguien domina dos idiomas y tiene que elegir entre, digamos, español o francés, los circuitos corticales donde residen las dos lenguas se activan y la corteza prefrontal interviene para elegir la palabra adecuada para las circunstancias —por ejemplo, hombre u homme—. La corteza prefrontal también es asiento de las funciones superiores y el ejercicio del bilingüismo fortalece habilidades que incrementan el CI, como resolución de problemas y cambio de atención, informa la científica cognitiva Ellen Bialystok, de la Universidad de York, Canadá. Más aún, en febrero pasado, Bialystok y sus colegas anunciaron que este entrenamiento puede retrasar la aparición de la demencia hasta cinco años.

Todo ejercicio mental, por no hablar del bilingüismo, requiere tiempo y por ello todos queremos creer que es posible aumentar la inteligencia con ciertos alimentos. Después de todo, ¡es fácil comer! Sin embargo, un análisis de cientos de estudios, realizado en 2010 por investigadores del Centro Duke de Prácticas Sustentadas en Evidencias, halló que muchas de las recetas más publicitadas para mejoramiento cognitivo son un fracaso. Los complementos de vitaminas B6, B12, E o ácido fólico de nada sirven para preservar la función cognitiva, y mucho menos mejorarla. Las evidencias no son mucho mejores para la dieta mediterránea. En términos generales, aún no disponemos de pruebas fiables de que los alimentos ricos en antioxidantes o flavonoides mejoren la inteligencia, aunque los científicos cifran esperanzas en numerosos alimentos e ingredientes exóticos. Por ejemplo, algunos estudios pequeños sugieren que la cúrcuma (especia común en la cocina india) y el jugo de granada pueden mejorar la memoria u otras funciones cognitivas.

Aun así, todo se reduce al ejercicio cerebral. Entrenar la memoria; tomar cafeína; descansar y hacer acondicionamiento aeróbico; realizar ejercicios computarizados para mejorar la atención; y seguir un régimen de lectura, observación y acción interrumpido con suficiente tiempo de inactividad mental: todo promete volverlo más inteligente en 2012 y años posteriores.

Fuente: Newsweek

miércoles, 14 de marzo de 2012

El cerebro del futuro

José María Bermúdez de Castro
Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos.
 
En muchas ocasiones se me ha preguntado sobre el aspecto que los miembros de nuestra especie tendremos en el futuro. Se suele asumir de manera intuitiva que nuestro cerebro podría llegar a ser bastante más grande dentro de varios milenios. Esta asunción se basa en el hecho cierto de que durante la evolución del género Homo nuestro cerebro ha multiplicado casi por cuatro su peso y tamaño con respecto al de los chimpancés. Por supuesto, estamos de acuerdo en que somos más inteligentes que estos primates, aunque debe quedar claro que el gran tamaño del cerebro humano no es el único argumento para explicar el mayor desarrollo de nuestras capacidades cognitivas. Lo veremos en la próxima columna.
 
Somos primates muy encefalizados, entendiendo por ello que el tamaño de nuestro cerebro es muy elevado con respeto al corporal. Sin embargo, los investigadores Jeremy DeSilva y Julie Lesnik, de la Universidad de Michigan, han demostrado que Homo sapiens sigue la misma ley biológica que todos los primates catarrinos del “Viejo Mundo”: macacos, babuinos, chimpancés, gorilas, etc., en el sentido de que el tamaño del cerebro de los recién nacidos presenta una correlación muy alta con el de los adultos. Nuestro caso no es especial, sino que encajamos perfectamente en la recta de regresión que se puede construir con los datos de todas estas especies. Nuestros recién nacidos tienen el peso cerebral (unos 380 gramos, en promedio) que les corresponde para el peso del adulto (unos 1.350 gramos, en promedio).
 
Con estos resultados podemos concluir que el cerebro de los adultos de nuestra especie podría llegar a tener un mayor tamaño en el futuro, caso de que nuestros recién nacidos nacieran con un cerebro más grande. Pero todos conocemos los problemas y riesgos obstétricos que tenemos en la actualidad. El tamaño del cerebro de los recién nacidos ha llegado al límite de sus posibilidades para la constitución anatómica (tamaño y forma de la pelvis) que tienen las mujeres en la actualidad. Exploremos pues otras posibilidades.
 
Tenemos un periodo de desarrollo notablemente más prolongado que el de macacos o chimpancés, en el que el cerebro tiene la oportunidad de crecer mucho más. El cerebro de Homo sapiens podría crecer en el futuro, bien mediante la prolongación de la infancia y la niñez, bien por un incremento de la velocidad de crecimiento de los tejidos neuronales. Sin embargo, es muy importante recordar que el cerebro es un órgano muy caro en términos energéticos y que consume el 20% de la energía metabólica del organismo. Un cerebro más grande supondría un gasto adicional que tal vez nuestra especie no se puede permitir en un planeta donde una gran parte de la humanidad no tiene cubiertas sus necesidades alimenticias elementales.

Hace un par de semanas especulaba sobre una cuestión que suele despertar la curiosidad y la inquietud de no pocas personas: ¿tendremos en el futuro un cerebro mucho más grande que en la actualidad? Doy por supuesto que hablamos de un futuro muy lejano, de bastantes milenios. La respuesta es afirmativa y existen mecanismos biológicos para lograrlo. Quizá el más plausible consiste en prolongar la infancia y la niñez y disponer de más tiempo para el crecimiento cerebral. Sin embargo, el gasto energético empleado tanto en la prolongación del desarrollo como el mantenimiento y funcionamiento del órgano más costoso de nuestro organismo pone en serias dudas la posibilidad de que el cerebro siga incrementando su tamaño.
 
Por descontado, el trasfondo de la pregunta plantea la posibilidad de que nuestra inteligencia y capacidades cognitivas continúen aumentando, como durante los últimos dos millones de años. En este punto, es importante recordar que, además de un incremento considerable del tamaño cerebral con respecto a las primeras especies del género Homo, también hemos ralentizado el desarrollo de los tejidos cerebrales. Nacemos con un cerebro tan grande como el de los chimpancés adultos (350-380 gramos), pero apenas somos capaces de llorar y gemir para llamar la atención de nuestra madre. Tardamos muchos años en lograr la plenitud de nuestras capacidades cognitivas, un hecho ventajoso para la especie puesto que podemos asimilar una enorme cantidad de información durante más tiempo.
 
Por otro lado, durante la evolución del género Homo no sólo hemos aumentado la cantidad de neuronas que forman parte del neocórtex, sino que se ha multiplicado el número de conexiones entre la células cerebrales y la complejidad de los árboles dendríticos que forman la red neuronal. Un desarrollo ralentizado unido a la posibilidad de incrementar la conectividad de las neuronas representan un mecanismo tremendamente eficaz para lograr un cerebro con mayores capacidades cognitivas, sin necesidad de aumentar el tamaño.
 
En conclusión, me atrevería a predecir que los humanos del futuro podríamos llegar a tener un cerebro más complejo, pero de un tamaño similar al actual. Claro que tanto los grandes logros de la humanidad como sus grandes miserias están en relación directa con el mayor grado de inteligencia logrado sobre todo por nuestra especie. Y me temo que el aspecto negativo está ganando por goleada. Así pues, cuando se me pregunta sobre el aspecto físico de la humanidad en el futuro tengo que hacer grandes esfuerzos para responder con optimismo y confiar en que aún nos queda mucho tiempo para seguir evolucionando.

Fuente: Público

lunes, 12 de marzo de 2012

Feria de las ciencias de Google

Google convoca la segunda edición de su concurso científico bajo el lema “Todo el mundo tiene una pregunta. ¿Cuál es la tuya?”

La búsqueda de respuestas convincentes constituye una constante, casi una necesidad vital del ser humano. No obstante, no son pocos los que sostienen que de nada nos valdría tener todas las respuestas del mundo si las preguntas que nos hacemos no son las pertinentes. Acaso por ello el gigante de internet Google convoca la segunda edición de su concurso Google Science Fair bajo el lema “Todo el mundo tiene una pregunta. ¿Cuál es la tuya?”.

Los participantes deberán ser estudiantes de entre trece y dieciocho años de “mentes inquietas”. Se puede concursar de forma individual o colectiva (en grupos de hasta tres integrantes), para lo cual habrá de plantearse en primer lugar una pregunta, desarrollar una hipótesis y tratar de probarla efectuando los experimentos científicos necesarios; además, habrá de mostrarse todo el proceso en internet, ya sea a través de un vídeo de dos minutos de duración o mediante una presentación de Google de veinte diapositivas.

La recepción de trabajos concluye el próximo 1 de abril, y para participar es condición indispensable que los estudiantes presenten el consentimiento de los padres o tutores legales. A partir de esa fecha se abre un período de deliberaciones del jurado, el cual anunciará, hacia finales del mes de mayo, los noventa finalistas regionales. Ese número quedará posteriormente reducido a quince finalistas internacionales, de los cuales saldrá el ganador, cuyo nombre se anunciará durante el mes de junio. Puedes ver más información aquí.

Docentes inspiradores
El concurso cuenta con la colaboración de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), LEGO, National Geographic y la revista Scientific American, que participan en la dotación de premios.

El Gran Premio es un viaje de diez días a las Islas Galápagos; además, el ganador o ganadores recibirán una beca de Google de 50.000 dólares y otra beca de igual cuantía proporcionada por Scientific American; una “experiencia única” en las sedes de LEGO, la CERN o Google; y un premio personalizado de LEGO. Además, el centro educativo al que pertenezca el ganador obtendrá un año de acceso digital a los archivos de Scientific American y un kit de treinta ordenadores ChromeBook. Por su parte, los finalistas podrán conseguir una beca de Google de 25.000 dólares y otra de las “experiencias únicas”.

La organización del certamen ha querido hacer hincapié en el papel de los profesores. A pesar de que no participan de forma directa en el concurso, su papel resulta fundamental a la hora de motivar, apoyar e inspirar a los jóvenes científicos. Para ello, brindan material específico, sugerencias, una plantilla de participación y hasta unidades didácticas detalladas con los que orientar a los alumnos participantes.

Entre los consejos a los profesores destacan la necesidad de explicar detenidamente las reglas de participación, de modo que el entusiasmo no supere las normas, así como el llamar la atención de los estudiantes a través de temas reales que les interesen directamente. Además, Google refuerza las ideas de implicación, compromiso y organización, así como el fomento del debate y la necesidad de ser flexible con los objetivos propuestos.


sábado, 10 de marzo de 2012

No son "frikis"

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha criticado que en España al primero de la clase se le considere un 'friki', cuando, a su juicio, éste debe servir de "ejemplo" para el resto de sus compañeros.
 
"No puede ser que el primero de la clase sea un 'friki'. Puede ser que no suscite las mismas simpatías que Rafa Nadal o que Pau Gasol pero, al menos, debería ser un ejemplo para el resto de sus compañeros", ha indicado el ministro durante la entrega de los II Premios de Buenas Prácticas Educativas, organizados por la plataforma Mejora tu Escuela Pública (MEP), en colaboración con Obra Social 'La Caixa'.

El ministro ha utilizado el símil deportivo para hacer hincapié en la necesidad de un reforma educativa en la que se reconozca la recompensa por el esfuerzo. "La primera reforma que necesita la educación española es aplicar a la educación la misma escala de valores que en el deporte. Quiero que se valore el éxito como un aspecto a destacar y a potenciar", ha remarcado.

Asimismo, ha recalcado que el "objetivo fundamental" del Estatuto del Docente no Universitaria en el que ya trabaja el Ministerio es el de "promover el reconocimiento de la figura del maestro dignificando la profesión".

En este sentido, ha abogado por buscar medidas para que los alumnos respeten "las normas de juego" y "al árbitro" que es el profesor. Para ello, ha recalcado, el Ministerio revisará el proceso de selección y elevará "los niveles de exigencia en el acceso a la carrera, ya que se habían relajado excesivamente en los últimos años".

El objetivo último, ha indicado Wert, es el de "atraer a los mejores a la docencia" y para ello "es necesario también ofrecerles un proyecto de carrera atractivo, fomentando los factores de la autoexigencia y la automotivación".

Igualmente, el titular de Educación ha insistido en la idea de que dotar de mayor autonomía a los centros educativos. "Quien mejor que el profesor sabe lo que necesitan y lo que quieren los alumnos. Desde luego, no un funcionario del ministerio, ni de la Comunidad Autónoma", ha finalizado.

Fuente: Europapress

jueves, 8 de marzo de 2012

Tener creatividad, personalidad resistente, buen humor y apoyo familiar son claves para ser feliz

De acuerdo con el estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) tras entrevistar a 3.000 personas de entre 18 y 65 años, casi un 70 por ciento de los españoles se declara feliz, a pesar de la crisis económica, aunque las dificultades actuales han motivado un cambio en las prioridades en la vida de los ciudadanos, de modo que "ahora el trabajo ocupa el primer lugar, en detrimento de la familia y la salud". 

El especialista en psicología del Hospital USP San Jaime de Torrevieja (Alicante), Joaquín Cantó, asegura que "tener una personalidad resistente, hacer uso de la creatividad y del buen humor y apoyarse en la familia y amigos son las claves para mantener una buena salud emocional a pesar de la crisis que vive la sociedad en la actualidad", según ha informado en un comunicado el centro sanitario.

Así, en estos momentos de inestabilidad laboral, el trabajo se convierte en el primer factor para alcanzar la felicidad para un 36 por ciento de los españoles, seguido de la familia con un 20 por ciento y de la salud, con un 18,5 por ciento. Por el contrario, antes de la crisis económica, la familia era la principal fuente de felicidad --35 por ciento--, seguido de la salud --32,5 por ciento-- y en último lugar se situaba el trabajo --20 por ciento--.

Para no dejarse vencer anímicamente por la crisis económica o la falta de empleo, el psicólogo Joaquín Cantó recomienda aplicar la conocida como 'psicología positiva'.

Tal y como ha indicado Cantó, "según este modelo, las emociones positivas pueden ser canalizadas hacia la prevención, el tratamiento y el afrontamiento, de forma que se transformen en verdaderas armas para enfrentar los problemas que surjan".

Claves de la Psicología Positiva
Las claves de esta 'psicología positiva' para alcanzar la felicidad son tener "una personalidad resistente, creatividad, optimismo y buen humor" son, según Cantó.

La personalidad resistente consiste en aprender de las experiencias traumáticas y encontrar beneficios en ellas, para así moderar el estrés y conseguir una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos. Para el psicólogo del USP San Jaime, "las personas que se ciñen a este perfil logran interpretar las malas experiencias como una parte más de la existencia".

La segunda clave de la 'Psicología Positiva' de Cantó es la creatividad, que ayuda a desplegar diferentes ideas que puedan ayudar a resolver un problema, cambiando el enfoque del mismo y buscando soluciones más adecuadas para afrontar las circunstancias adversas.

"También el optimismo es un arma esencial para alcanzar la felicidad, ya que actúa como potenciador del bienestar y la salud", según las mismas fuentes.

Por último, el doctor Cantó cita el humor como otra "fuente de gran felicidad", como lo demuestra que la investigación científica la risa es capaz de reducir el estrés y la ansiedad y mejorar así la calidad de vida y la salud".

Sobre los efectos beneficiosos del humor, Cantó ha indicado que "permite liberar tensiones y disipar preocupaciones. Es una de las maneras más fáciles, rápidas, seguras, económicas y socialmente aceptables de generar una sensación positiva".

Por todo esto, según el especialista en psicología, "es recomendable hacer uso de la risa para reducir aquellos momentos difíciles que nos generen malestar emocional, así como buscar actividades que no diviertan, disfrutar del tiempo libre y apoyarnos en la familia y amigos. 

¿De dónde vienen las buenas ideas?



Where good ideas come from? by Steven Johnson
¿De dónde vienen las buenas ideas? ¿De dónde nace esa chispa que nos ilumina? ¿Cómo surgen las innovaciones
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