Chandra Moseley es una madre
soltera que trabaja. Vive en Colorado y se asegura de mantener a su hija
en contacto con una pequeña ciudad, llevándola cada semana a las
Montañas Rocallosas. En este artículo se recoge su opinión.
Chandra Moseley
Mi hija, que ahora tiene 5 años, fue
catalogada el año pasado como ‘superdotada’. Bueno, honestamente nunca
comprendí correctamente lo que significa ser ‘superdotado’.
Inocentemente creí que se trataba de que mi bebé era muy avanzada y muy
inteligente.
Para aquellos de ustedes que realmente no sepan lo que significa ser superdotado, déjenme ayudarles a entender.
Los estudiantes superdotados son definidos por la Asociación Nacional de Niños Superdotados (NAGC
por sus sigas en inglés) de Estados Unidos como aquellos niños que
muestran excepcionales niveles de aptitudes y competencias en uno o más
dominios.
La parte de la definición que falta —y que es muy importante de
entender— son los problemas sociales y de comportamiento que conlleva el
ser superdotado. Por ejemplo, mi hija Nya es perfeccionista. Se frustra
con tan solo dibujar un poco fuera de los márgenes. También se pone
nerviosa con ciertos tipos de ruidos fuertes, algún zumbido o el tirar
de la cadena del baño e incluso se molesta debido a las costuras de sus
calcetines. He tenido que voltear sus calcetines debido a que la costura
que queda a la altura de sus dedos la irrita demasiado. Yo solía pensar
que se trataba de una actitud quisquillosa nada más.
Me dí cuenta de la situación de Nya gracias a la reverendo Regina
Groff, la ministro de la familia, quien se dio cuenta de la manera en la
que Nya coloreaba cuando tenía 2 años. La reverendo Groff tiene niños
dotados y supo reconocer la frustración de Nya cada vez que dibujaba
fuera de los márgenes. Ese tipo de frustración y sobresalto es parte del
perfeccionismo característico que implica el ser superdotado.
Existen otras características de los superdotados que para muchos,
incluida mi hija, son signos que los delatan: energía excesiva,
curiosidad sin límites, que son emocionalmente avanzados, habilidades de
lenguaje tempranas y avanzadas, o la necesidad de que todo sea
perfecto. Los niños superdotados pueden tener supersensibilidades, y eso
era lo que pasaba con mi hija y los ruidos fuertes y sus calcetines.
La reverendo Groff me sugirió llevar a que a Nya la examinaran y me
recomendó una escuela preescolar pública para temprana edad que cuenta
con un programa para niños superdotados. Sus hijos asistieron a esa
misma escuela, y solo tenía cosas buenas que decir de ella. Estaba en el
proceso de intentar encontrar, como lo hacen muchos padres, la ‘escuela
preescolar perfecta’. Gracias a Dios hice caso de su consejo y busqué
esa escuela en específico. Soy una firme creyente de que Dios manda a
ciertas personas a cruzarse en nuestra vida para que nos guíen, nos
inspiren y nos enseñen. La reverendo Groff me guió ese día hacia el
lugar correcto en donde mi hija necesitaba estar, y Nya continúa
guiándome hacia el lugar adecuado en donde debo estar.
Nya, que significa sueño cumplido, siempre ha sido increíblemente
especial para mí. Fue un regalo desde el día en que nació. Nya es
adoptada. Algunas veces tengo que recordarme a mí misma esta situación
ya que no hay forma en que no fuera más parecida a mí.
Yo ya pensaba que su solo nacimiento se trataba de un milagroso evento, pero continúa produciendo milagros y enriquece mi vida a diario. No solamente me ha enseñado cómo se siente el amor incondicional, cómo se siente reír hasta que te duela la panza, cómo jugar como si fueras la persona más tonta que hay, sino también a estar increíblemente alerta de cada momento retador a los que te expone la vida, te enseña y te prepara para algo que está aún por venir.
Recuerdo el primer año de Nya en preescolar. Lo que podría haber sido
una sesión de tareas de 10 minutos (así es, les dejan tareas en
preescolar), se convirtió en una hora y media de borrar y reescribir
cada palabra hasta que en su mente ya estaba perfecto. Déjenme decirles,
hubo muchos lápices lanzados por la habitación (no por mí), colapsos y
llantos (sí, algunos míos).
Lo que yo no alcanzaba a comprender en ese momento era su constante búsqueda por la perfección.
Su increíble maestra, Brenda Natt, me explicó que todo eso es parte
de ser superdotado, y esa era la razón por la cual Natt corta todas las
gomas de borrar que vienen con los lápices dentro de su salón. Ella
comprende que sus alumnos luchan con el problema y que lo que ella busca
es que ellos entiendan que está bien que algo no sea perfecto algunas
veces.
Esa misma maestra me recomendó mucho el inscribir a Nya en una
escuela para superdotados y evitar que se perdiera en los giros vacios
que existen en los programas de las escuelas normales, no solo en la
parte académica, sino también en la emocional. Mientras que sus
coeficientes intelectuales son altos, tienen aspectos en su
comportamiento que requiere de atención especial de parte de las
maestras adecuadas que tengan el conocimiento adecuado para guiarlos.
Después de 4 años de preguntas, ¿cómo es que Nya podía ir de 0 a 10
por algo tan simple? ¿Cómo es que puede ser tan dulce, compasiva, y
madura y de pronto perder completamente el control al no recordar las
palabras adecuadas o un verso de una canción?, todo esto finalmente
estaba teniendo sentido. Si tan solo hubiera sabido entonces lo que sé
ahora.
Lo que he aprendido es a no interrumpir a Nya a la mitad de un
proyecto o de una simple tarea sencilla mientras está realizándolo. Los
niños superdotados no son todos iguales, todos tienen diferentes niveles
de necesidades, algunos más que otros.
Ha sido fascinante y sorprendente el poder hablar con otras madres de
su clase y comparar sus reacciones ante ciertas situaciones y ver que
algunas veces son las mismas que las mías. Constantemente estoy
aprendiendo e intentando adquirir conocimientos sobre cómo ayudar a Nya a
ser esa persona que está destinada a ser, mientras que ella me ha
ayudado a mí a ser la persona que ambas necesitamos que yo sea.
Una de las cosas más importantes que se han grabado en mi proceso de
pensamiento es la noción de que simplemente no sabemos con qué tipo de
cosas está lidiando nuestro hijo o qué tipo de situaciones deben
enfrentar los padres. Muchos de nosotros hemos sido testigos de
situaciones que se presentan en la tienda o en los restaurantes en donde
un niño está incontrolable o simplemente teniendo un verdadero colapso y
que rápidamente sacamos conclusiones sobre la actitud del padre.
“¡No saben cómo disciplinar a su hijo! ¡Ese niño es un completo
malcriado!”, o incluso “¡Ese niño está totalmente fuera de control y sus
padres no tienen idea de lo que están haciendo!”.
De lo que me he dado cuenta es que los padres están todos en el mismo
equipo. Realmente desearía que empezáramos a criticarnos menos y nos
escucháramos más, aprendiéramos, nos apoyáramos y nos diéramos fuerzas
entre nosotros. Como mi ejemplo en la tienda, tal vez la siguiente
ocasión en que veamos a un niño en esas circunstancias, podríamos
evaluar la situación y tal vez mostrar algo de apoyo con una cándida
sonrisa, una mirada de entendimiento, una dulce distracción o quizás
hasta una sincera oración.
De eso se trata todo esto, ¿no es así? De aprender los unos de los
otros y crecer juntos. Continuar convirtiéndonos en alguien mejor para
los demás, para nuestros hijos y para las generaciones futuras.
Fuente: CNN