El tema de la superdotación intelectual provoca en muchas ocasiones
opiniones dispares y radicales, tanto de expertos como de profanos en la
materia, que lo único que muestran en la mayoría de los casos es
desconocimiento y temor social a las diferencias.
Los prejuicios existentes llegan casi siempre por la desinformación o
por la inadecuada información tanto de profesionales como de medios de
comunicación. Y por desgracia, estos prejuicios y estereotipos, pueden
llegar a ser cruciales en el trato que la familia otorgue a la peculiaridad de tener un hijo superdotado.
- La familia debe aceptar al niño tal y como es, intentando conocer sus características intelectuales y socio-afectivas. No es adecuado colocarle etiquetas de genio o de raro, ni tampoco compararlo con los demás niños de su entorno.
- Hay que darles facilidades para la creatividad, no limitársela. No debemos trabar su originalidad ni lo diferente de sus respuestas.
- Hay que ser partícipes de sus proyectos, de sus curiosidades, quitándoles el temor al fracaso. Hay que ser flexibles y respetuosos con sus intereses y motivaciones.
- Debemos estimularlos para que desarrollen su potencial cognitivo, pero sin excedernos, recordando que son niños, y que también necesitan tiempo para jugar o para estar con sus amigos.
- Facilitarles materiales y herramientas que les interesen y les sean útiles. Un exceso de libros o de materiales que no les interesen es contraproducente.
- Deben participar de la familia y de las tareas del hogar como cualquier otro miembro. No deben tener un estatus especial por sus altas capacidades.
- Debemos colaborar y coordinarnos con sus responsables educativos en el centro escolar, intercambiando información que beneficie el desarrollo del superdotado.
- Dirigir el ocio y el tiempo libre hacia actividades que promuevan su interés y participación, sin agobiarlos con un exceso de actividades extraescolares.
- Debemos fomentar su autonomía, que él mismo aprenda a encontrar respuestas, a investigar, e igualmente enseñarle a pedir ayuda cuando le sea necesario.
- Debemos darles oportunidades de interacción social, no aislarlos. Deben relacionarse con otros niños de iguales características, pero también con niños que no muestren superdotación intelectual.
- La educación debe ser integral. No hay que centrarse solo en los aspectos intelectuales, tan importantes son o más los afectivos y los sociales.
- En la familia deben tener el mismo nivel que sus hermanos. No se le debe tratar de forma especial o privilegiada por su altas capacidades, al igual que tampoco se le debe exigir más o de forma más estricta por ser superdotado.
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