Desde
que se comprobó que el C.I. podía modificarse a lo largo de la vida,
los investigadores no han dejado de buscar métodos que aumenten la
inteligencia. Aquí, algunos ejemplos concretos de diversas estrategias
que la ciencia ya ha identificado por su aporte a nuestro intelecto.
9. Escriba a mano
Recientes investigaciones muestran que escribir a mano, en vez de
hacerlo con el teclado, ayuda al aprendizaje. En un estudio de la U. de
Indiana, de 2011, los expertos sometieron a niños a resonancias
magéticas para registrar su actividad cerebral. Se les mostraron letras
antes y después de que se les enseñara sobre ellas. Algunos sólo las
miraron y otros pudieron practicarlas a mano. En estos últimos, la
actividad neuronal era más activa y más parecida a la de un adulto que
en aquellos que sólo habían mirado las letras.
Los adultos también se benefician del manuscrito. Cuando se aprende
un nuevo idioma, fuertemente gráfico como el mandarín, o alguna
discplina con símbolos visuales, como la música o la química, escribir a
mano ayuda. Según los expertos, la razón es que al tomar el lápiz y
trazar cada letra, el cerebro recuerda con mayor intensidad el gesto que
hace la mano.
En un estudio de 2008, publicado en el Journal of Cognitive
Neuroscience, se les pidió a adultos que distinguieran entre caracteres
nuevos para ellos y el reflejo de los mismos en un espejo, después de
que un grupo los había practicado usando lápiz y papel y el otro grupo,
el teclado de un PC. ¿El resultado? Quienes escribieron a mano tenían
más capacidad para reconocer la forma adecuada de los caracteres.
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